jueves, 8 de mayo de 2008

Círculos

Al llegar a Maputo me encontré a una Edna linda y con los síntomas de las primeras semanas de embarazo. Nauseas, mareos, cansancio, cambios de humor... Y al mismo tiempo feliz de juntarnos después de diez días. De nuevo estábamos en al hotel Mozaica. En breve nos mudaríamos a una casa de la calle Mukumbura. Nuestro nuevo hogar.

Pronto comenzamos a conocer nueva gente. Entre ellas un tesoro. Natalia, colombiana, periodista. En unos días debía irse a otro país africano de esos que no existe más que para las encuestas de desgracias, Togo. Su compañero terminaba su trabajo en Madagascar y andaban haciendo malabares para hallar la forma de coincidir en el mismo lugar. Otro amigo, A. estaba pasando malos días por desencuentros con su pareja. Nos juntamos con más almas errantes Teresa y Pablo, a punto de terminar su misión en Mozambique y listos para hacer de nuevo la mochila, Nico mi compañero de viaje y mateada, una pareja italiana dedicada al séptimo arte, un mozambicano artista de la informática. Y propiciamos una cena en el “Círculo de artistas”. La excusa era precisamente crear círculos. Presentar unos amigos a otros. Y el experimento fue un éxito. Tanto que la cosa terminó muchas horas después al calor de la noche de Maputo.

Me gusta conocer gente. Y me gusta conocer sus motivos para estar en movimiento y saber de sus realidades y sueños y deseos. Se me acumulan los recuerdos presentes de tanta gente querida repartida por el mundo. Y añoro el momento de volver a abrazar a los amigos de Donostia y alrededores, y a la gente tan querida de Montevideo y sus reflexiones, y a Pati en El Salvador, y Feli por "sin papeles" y Rocío en Ecuador y mi familia en Zaragoza, y los nuevos amigos que quedaron en Pemba y Susana en Vejer y más, y más… Y me gusta mucho comprobar lo caprichosas que son las casualidades que hacen que una anécdota provoque el encuentro de personas que después provoca otro círculo y nuevas experiencias que uno nunca había planificado. Ni tampoco imaginado.

Si aquel día, hace hoy exactamente cuatro años no se me hubiera ocurrido ir a aquel curso de cultura de paz que organizó Mundubat, no le hubiera conocido en las circunstancias precisas a esta mujer que ahora me riñe entre risas cuando me olvido de las cosas o de los nombres, ni estaría esperando una criatura con ella. Una criatura que nacerá de aquel capricho del destino, como yo vine del mío, y cada cual del suyo.


2 comentarios:

Ana dijo...

Nos dejas sin palabras compañero. Pasas de un artículo al siguiente sin que nos de tiempo a reaccionar. Los que estamos anclados a una tierra, a un trabajo a una familia, aunque hemos optado por ello y ello nos hace felices, sentimos envidia sana de vosotros que os hace felices estar juntos anclados el uno al otro pero dispuestos a recorrer el mundo y sus gentes.
Os quiero.

Elena Tijerino dijo...

El calendario y el reloj me meten zancadilla y por andar tropezándome en lo urgente me distraigo de hacer las cosas importantes, como por ejemplo leer una por una tus historias, despacito, sin prisa, degustarlas como una buena copa de vino que invita a irse de paseo por diferentes cosechas, sabores y aromas...

Pienso en vos más de lo que te lo hago saber. Pienso en vos, en tu hermana, en nuestros fugaces encuentros por la vida. Si nos pusiéramos a medirlo en horas, en días, en semanas, nos daríamos cuenta que hemos compartido muy poco tiempo-calendario repartido en todos los calendarios que llevamos ya acumulados en la historia personal de cada uno, de cada una...
El tiempo del alma transcurre a otro ritmo. Y yo me detengo hoy a leerte un poquito y sentir tu presencia luminosa en este mundo y sobre todo en MI mundo, este pedacito de mapa donde los ríos se desbordan y se tragan a la gente y a las casas más pobres, porque más arriba en la montaña alguna constructora decidió privatizar el paisaje y los árboles y facilitarles la vida a algunos con un súper o un centro comercial de lujo y entonces la lluvia se confunde cuando no se besa con la tierra y en su desesperación busca un cauce que la reciba, aunque sea un riachuelo a las orillas de la pobreza...

Sabes? Recién me fijo que me detuve en tu historia sobre los círculos y que está fechada ocho de mayo...¿coincidencias? De no ser por un ocho de mayo de mil novecientos setenta y nueve, quizás yo no hubiera conocido a la niña vasca que vivió algo parecido un veintidós de mayo del mismo año...

En las reuniones con indígenas canadienses, recuerdo esta frase que repetían al despedirse "Keep the circle strong"...

Te abrazo con brazos bien estirados, para que quepa también Edna y su pancita...